jueves, 3 de mayo de 2007

¿MEDIAS VERDADES EN ZONGOLICA?


gomezalce@aol.com / www.milenio.com / Miércoles 2 de mayo del 2007

• Los vientos de mayo
• El veto de Bush

Somos propietarios de nuestro silencio, mi estimado, y esclavos de nuestras palabras. Mayo se antoja candente y volátil. En Estados Unidos, mientras George W. Bush va en caída libre ante la opinión pública y ahora el epicentro del debate político se coloca en su decisión de haber vetado el proyecto de ley, aprobado en el Congreso de mayoría demócrata alrededor de la fecha para el inicio del retiro de las tropas de Irak, miles de personas en pro de los migrantes marcharon en diversas ciudades mostrando que todavía hay músculo exigiendo a su paso una reforma migratoria, amén de salvaguardar los derechos de millones de indocumentados.

Aquí en el país hubo manifestaciones de los sindicatos y organizaciones campesinas en diversos estados que anunciaron que hoy bloquearán los cruces fronterizos con nuestros vecinos del norte y del sur, y las diversas casetas de peaje en el país. Entre los simpáticos revoltosos, que también quieren mostrar músculo, están la CNTE, el SITUAM, Francisco Hernández Juárez, líder de los telefonistas, el SME y otros más. Mayo, my friend, se antoja ardiente.

Y para colmos del timing, en este contexto se anunció también el cierre del extraño caso de la muerte de la mujer indígena, Ernestina Ascencio, ocurrida hace unas semanas en la sierra de Zongolica en Veracruz, donde a decir verdad, mi querido lector, el protagonista de toda esta peligrosa película –que ha confrontado de una manera grotesca a los medios– ha sido el contundente desaseo, la confusión, el desorden, las mentiras, la contradicción y la simulación entre las dependencias involucradas del gobierno federal, que sólo da putrefactas señales ante un asunto que no termina de convencer a nadie. Pero vamos al fondo...

¿Cuándo (y quién) se descompuso el inédito culebrón? Fácil y rapidito.

Con la intrépida declaración de Felipe Calderón en una entrevista dada a La Jornada, sin pregunta de por medio, sobre las causas del fallecimiento de la anciana. O sea, el inquilino de Los Pinos se convirtió mágicamente en Ministerio Público y doctor a la vez afirmando que una gastritis crónica whatever había sido la consecuencia de su muerte.

El caso, manoseado desde el principio en donde se involucró a elementos de nuestras fuerzas armadas en una presunta violación masiva, se fue complicando ante la bola de estupideces vertidas por parte de funcionarios del gobierno de Fidel Herrera —quien enfrenta chistosos escenarios de narcotráfico donde varios están metidos hasta el cuello— por confusos y contradictorios boletines de prensa, por entrevistas sobre la investigación y sus protagonistas y por un sinfín de delicadas cuestiones que terminaron de involucrar también al titular de la CNDH, José Luis Soberanes. Eso sin contar la presión de las lacritas amarillas en ambas Cámaras legislativas.

Lo más curioso es que el gobierno federal no ha manejado públicamente un seductor hilo, quizá fundamental, en el estado gobernado por Herrera Beltrán que hoy enfrenta un largo camino de una pesadilla llamada narcotráfico... y guerrilla. Mezcla por demás peligrosa, justo en momentos donde Los Pinos, pese a ocurrentes encuestas, está perdiendo su lucha contra la delincuencia organizada.

Zongolica, mi estimado, es territorio donde se mueve desparpajadamente el célebre EPR y la presencia de soldados no deja de ser, digamos, incómoda.

Recuerde que hace algunas lunas fueron difundidas imágenes de personas disfrazadas de uniformes militares cruzando la frontera cargados de droga desencadenando un delicado episodio bilateral.

Nada demuestra que la historia en Zongolica pudiera ser... similar. Y que Ernestina fue violada y asesinada por personas con uniforme militar que saben perfectamente bien la magnitud de un escándalo nacional, en estos tiempos confusos, para delinear una estrategia y... sopesar la respuesta federal. Sobre todo para presionar al Ejército de abandonar esa divertida zona.

El problema fue el impune e irresponsable manejo presidencial que terminó obligando a todos, digan lo que digan, a cerrar filas y darle carpetazo al asunto que terminó arrastrándolos al descrédito, sentando un muy delicado precedente de (miedo) e impunidad. Las medias verdades, my friend, son mentiras completas... y el horno no está para bollos

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