miércoles, 25 de abril de 2007

!FUE VIOLADA CON UN OBJETO CONTUNDENTE!


Verónica Woodhouse (Exclusiva) / San Juan Texhuacan, Veracruz / www.diarioeylpantla.com / Miercoles, 25 de Abril 2007

En náhuatl decía: “Soldadutì onech matiquè nopàn hu mu tlatlamutlaquè”; traducción; “los soldados me espantaron, se me echaron encima”.

Esta fue la frase que una y otra vez repitió Ernestina Ascencio Rosario antes de que la intervinieran quirúrgicamente en el hospital de Río Blanco, por tener una perforación en el “recto” que llegaba hasta el “sacro” provocada por la introducción de un objeto sólido, revelaron en entrevista exclusiva los familiares de la indígena náhuatl de 73 años de edad, quien fue sometida a una violación tumultuaria por un presunto grupo de elementos del Ejército Mexicano.

Entrevistados en una comunidad que se encuentra enclavada en la cima de la Sierra de Zongolica, la familia Inés Ascencio nos relató cómo sucedieron los hechos luego de que su “mamacita” fuera atrozmente atacada por un grupo de presuntos soldados, tal y como ella misma, en su lengua madre, el náhuatl, lo señalara mientras era transportada de un hospital a otro. Este testimonio, nos dijeron, lo escucharon de viva voz de la víctima, al menos 10 personas.

Julio, el hijo mayor de Ascencio Rosario, quién poco domina el castellano, nos precisó que no se explica el proceder del titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, José Luís Soberanes, quién en diferentes ocasiones, sin ser una autoridad competente, ha asegurado que Ascencio Rosario no fue violada jamás, ignorando y desestimando por completo el testimonio tanto de la víctima, como el de los más de 10 testigos que la escucharon repetir una y otra vez que un grupo de presuntos soldados la habían golpeado y atacado sexualmente.

En el dictamen emitido por la CNDH, se señala que ese organismo procederá penalmente en contra de quienes hayan mentido y falseado información, y se asienta que Ascencio Rosario falleció a causa de una enfermedad no atendida que provocó un sangrado en el tubo digestivo, sin embargo, nunca se menciona que Ascencio Rosario fue sometida a una operación quirúrgica por tener una perforación en el “recto” que llegaba hasta el “sacro”, provocada por la introducción de un objeto sólido.

Julio Inés Ascencio, un tanto molesto, nos comenta que hasta el momento su familia no ha tenido el gusto de conocer a Soberanes, a quién nunca han visto, ni hablado con él, “si nos invitan a la comparecencia, al menos podríamos saber quién es; nada más ésta hablando, pues no sirve para nada, que invite por lo menos un refresco, como nosotros le invitamos a su gente cuando vinieron a la casa a convencernos de que exhumaran a nuestra mamacita”.

Al preguntarles porqué no habían declarado anteriormente que su mamá había sido sometida a una operación quirúrgica, los hijos de Ascencio Rosario contestaron que “nadie” se los había preguntado anteriormente, situación por la cual, les solicitamos que nos narraran con la mayor exactitud posible todo cuanto pudieran recordar en relación al penoso incidente.

Por lo que Julio toma nuevamente la palabra y nos relata que cuando su hermana, quién no domina el castellano, encontró a su mamá tirada en un barranco en el monte, la familia solicitó la ayuda del Agente Municipal, quién nos pidió que le lleváramos “testigos” para poder intervenir, puesto que no les creyó, “mi hermano y otros vecinos”, quienes escucharon a mi “mamacita” decir en náhuatl que había sido atacada, fueron nuevamente a verlo, sin embargo, “tampoco hizo nada, entonces le dijimos al presidente municipal y, tampoco nos ayudó, luego al síndico; dos veces fuimos a ver al síndico”, quién tampoco los ayudó, “luego, le avisamos a René Huerta Rodríguez”, dirigente de la Coordinadora Regional de las Organizaciones Indígenas de la Sierra de Zongolica (CROIZ), quién de inmediato se trasladó a la clínica Los Ángeles, ubicada en Ciudad Mendoza, lugar en donde no la atendieron argumentando que “estaban llenos”.

En ese momento, el líder de la CROIZ, Rene Huerta Rodríguez, toma la palabra y nos comenta que cuando arribó al nosocomio se dio cuenta de que a la señora no la “estaban atendiendo, no la recibían”, por lo que a petición de la familia, se determinó trasladarla al hospital más cercano, el ubicado en Río Blanco, en donde los médicos la “valoraron” y efectuaron un diagnóstico: “quién la atendió llamó a otra persona y con cara de espanto le dijo: mira ven, acércate, toca el borde anterior y posterior, se va el dedo, llegas al sacro, ahí está la perforación, como yo no entendía, pregunté qué tiene, ellos me dijeron que estaba en muy mal estado que tenían que operarla, y me dieron una hoja para que se autorizara la operación, misma que con el consentimiento de la familia firmé. Cuando yo estaba ahí empezó a sangrar bastante, la sangre era roja y, también comenzó a evacuar, su evacuación era café, del color normal”.

–Cabe mencionar que cuando se registra un sangrado en el tubo digestivo, tal y como la CNDH afirma que sucedió, la evacuación del paciente es negra y no café–.

Huerta Rodríguez indicó que posteriormente los galenos le informaron que iban a trasladar a la paciente “al final del pasillo y que de ahí la iban a pasar a otro lado”, fue en ese momento, cuando les pregunté si podían pasar sus hijos a verla. Salí y les dije a sus hijos que entraran, que su mamá quería decirles algo, también le dije al Ministerio Público Especializado en Delitos Sexuales que pasara de una vez, pero, ¿quién sabe que pasaría ahí…?”, puesto que nos explicó que él se retiró para dirigirse a la comunidad, ya que los pobladores de la misma se encontraban sumamente alterados por lo sucedido.

El hijo toma nuevamente la palabra y nos narra que una vez que Huerta Rodríguez se había retirado del nosocomio, un doctor les dijo que los “familiares” tenían que firmar la autorización para poder llevar a cabo la operación, toda vez que su mamá estaba “muy grave”, por lo que los dos hermanos firmaron la hoja que les dieron.

Al preguntarle la hora en la que su mamá fue sometida a la operación quirúrgica, ambos hermanos nos indicaron que ésta se llevó a cabo alrededor de las 12 de la noche, la hora exacta no la saben, puesto que ninguno tiene reloj.

Un tanto alterado por revivir esos momentos, Julio, el hijo mayor de Ernestina Ascencio Rosario, nos relató: “salió de la operación alrededor de la una y media y dos de la mañana, una enfermera nos dijo: ya la operamos; salió todo perfectamente bien, ahorita la pasamos a la sala de recuperación. ¿Por qué falleció, si nos dijeron que ya estaba recuperándose?”

Francisco, el primo hermano de la familia, toma entonces la palabra y nos especifica que con el propósito de descalificar el señalamiento de la hoy occisa, se ha generado una controversia en torno a la traducción del señalamiento que ella, en su lengua madre, hiciera antes de fallecer. Nos explicó que en náhuatl, la palabra violación no existe, lo cual no significa que ésta no se haya llevado a cabo, ya que “nopan hu mu tlatlamutlaquè”, en castellano significa: se me echaron encima de mi”, es decir, “me violaron”.

Detalló que los indígenas náhuatls le dicen a la cerveza “chichic” que significa amargo, y “zopelic” a los dulces y caramelos, cuando el significado de esta palabra es dulce.

Finalmente, para concluir la entrevista, el líder de la CROIZ, precisó que tanto el pueblo náhuatl, como la familia Inés Ascencio, lo único que buscan es que se haga justicia, saber quiénes fueron los responsables del delito cometido y cuál fue la causa de la muerte, nada más.

“Queremos que la verdad salga a la luz, puesto que estos dimes y diretes, lo único que han hecho es entorpecer el proceso de las investigaciones, han elucubrado sobre cuestiones que no tienen sentido, la familia, desde el 16 de marzo, pide respeto a la dignidad”.

No hay que soslayar que cuando la exhumación del cadáver se llevó a cabo, la CNDH únicamente pidió que le fueran entregadas muestras de tejidos de órganos vitales, como el hígado, riñón y otros.

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