jcalixto@milenio.com / www.milenio.com / Viernes 27 de abril del 2007
Aprobada la despenalización del aborto y mientras la revolución conservadora se repone del trago amargo (la imagen de derrota de Serrano Limón sólo puede compararse con el melodramota ranchero que ejecutó Galilea Montijo luego de que se supo que en internet circulaba un video porno con ella supuestamente de protagonista, cosa que desmintió a moco tendido, en vez de negarlo con humor a través de un contundente: claro que no soy yo, si se fijan, estoy más buena que ella), ya encarrerados en la onda polémica deberíamos entrarle a los temas de la legalización de la eutanasia y las drogas, antes de que la reforma del Estado nos mate de aburrimiento
En un principio yo estaba muy contrariado con el PRD y el PRI por sus propuestas diabólicas que nomás le alteraban los nervios a las buenas conciencias y a los ayatolas, mientras nos metían en una dinámica salvaje de temas rudos, rudos, rudísimos de esos que arman más relajo que los escandalitos de Niurka. Digo, eran demasiados frentes al mismo tiempo y no alcanzaba uno a disfrutar plenamente el caos y el desorden que se organizaban alrededor de cada uno. O sea, parecía que con tal de echarle más limón a la herida, desacralizar tabúes y cobrarse lo de las elecciones de 2006 se les iba a ocurrir institucionalizar la clonación de curas paidófilos al servicio de la zoofilia fantástica, el onanismo asistido como deporte olímpico, y proponer a Zongolica como capital mundial de los derechos humanos y las gastritis mal asistidas.
Sin embargo, ahora que vivimos una especie de calma chicha después de los tornados y tsunamis que experimentamos en los procesos despenalizadores del aborto, nos quedamos como hambrientos de emoción fuerte. Porque estarán de acuerdo que esas sensaciones vertiginosas jamás nos la van a proporcionar cosas como el anuncio de Calderón de que nunca va a estar en las festividades del Día del Trabajo (sí, y la clase obrera va a llorar como antes su ausencia); el anuncio del FelIFE de que no va a permitir la revisión ciudadana de las boletas electorales (ya es de sobra conocida la voluntad anticlimática); o los resultados de la encuesta mundial Durex, según la cual 73% de los mexicanos dicen llevar una vida sexual excitante, cosa que revela que, además de ser una de las naciones más corruptas del mundo, México también está retacado de mentirosos.
Sí, pasemos a la eutanasia o a la legalización de las drogas, antes de que Fox se vaya a Venezuela a darle golpe de Estado a Hugo Chávez con ayuda de los Bribiesca, Espino y Chespirito, nomás por meterse en la agenda y salir en la tele.
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