lunes, 23 de abril de 2007

PRIORIDAD: COMER Y VIAJAR BIEN


José Gil Olmos / Proceso. Semanario de información y análisis / Número 1590 / Domingo 23 de abril del 2007



Con un presupuesto millonario, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos no se involucra a fondo en los casos peliagudos para el gobierno mexicano. Ni en el caso de la indígena Ernestina Ascencio ni en los conflictos de Atenco y Oaxaca el organismo mostró su autonomía constitucional, que en cambio sí le sirve a su presidente, José Luis Soberanes, para promoverse políticamente y consentirse con manjares y viajes.



La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) es el organismo de su ramo que ha recibido mayores recursos públicos en el mundo, y su presidente, José Luis Soberanes, parece no tener límite de gastos, ya sea en las comidas que le prepara su chef particular, en viajes a lugares distantes como Nueva Zelanda, compra de autos y otras erogaciones que poco aportan al fin para el que fue creada la institución: la defensa y promoción de los derechos humanos.



Amparado en la autonomía de la comisión, Soberanes ha dedicado casi 40% de su presupuesto –que este año asciende a más de 700 millones de pesos y convierte a la CNDH en el organismo más rico del mundo en su tipo– a actividades que difícilmente pueden considerarse como parte de las políticas para salvaguardar los derechos básicos. 



Si bien aproximadamente 63% de los recursos asignados en los últimos seis años a la comisión se ha utilizado en sus actividades sustantivas, también se hicieron enormes gastos en viajes, tanto del ombudsman como de miembros de su equipo. 



Por ejemplo, en un resumen de los servicios y adquisiciones de 2003 a 2005 se registran gastos de más de 27 millones de pesos en transporte y hospedaje –sin contar viáticos– para los viajes de Soberanes y sus colaboradores, mientras que únicamente se aplicaron 6 millones 324 mil pesos en la capacitación del personal y 23 millones 899 mil pesos en bienes informáticos. 



Igualmente se derrocha en alimentos. De acuerdo con la relación de gastos de la CNDH en el período mencionado –a la que este semanario tuvo acceso–, Soberanes autorizó la compra de productos exquisitos, que están fuera del alcance de la inmensa mayoría de los mexicanos.



Por ejemplo, según la factura 377 de la empresa Aire, fechada el 30 de junio de 2005, la CNDH compró 14 frascos de caviar negro y rojo, salmón ahumado, quesos importados, postres finos y una lista de alimentos especiales para el doctor Soberanes. Todo eso costó 9 mil 976 pesos. 



En cinco facturas de la misma empresa, que aparece a nombre de Carlos Agustín Porras Mazzoco, se observa que Soberanes no ha reparado en gastos alimenticios. En una sola cuenta, dividida en las facturas 373 y 374, también del 30 de junio de 2005, la CNDH pagó 16 mil 820 pesos por frutas, verduras, pan, refrescos, cajas de galletas, seis latas de abulón, 10 kilos de arrachera, 11 de pechuga de pollo y cinco de pavo, así como 12 litros de leche, 16 de quesos, embutidos y muchos productos más. 



Otro ejemplo es la factura 369 de la misma empresa, que enlista productos por los cuales la CNDH pagó 5 mil 529 pesos: un kilo de camarón pacotilla grande, cinco kilos de jaiba, cebolla, cebollín, zanahoria, aguacate, verduras, frutas, galletas surtidas, paquetes de refrescos normales y de dieta, agua mineral y Gatorade.



Se registran otros enormes desembolsos por concepto de alimentación en las cuentas de la CNDH: el 17 de febrero de 2003, en una comida en el Club de Banqueros, se pagaron más de 60 mil pesos; tres días después se cubrió una cuenta de 113 mil pesos por un servicio de alimentos; y el 14 de marzo del mismo año, 40 mil 636 pesos por “suministro de despensa”.



El “suministro de alimentos” para la CNDH continuó en ese tenor durante 2003: en abril se gastaron 60 mil 885 pesos; en junio, casi 53 mil; en julio, 37 mil; en agosto, 34 mil; y 30 mil en septiembre. Para diciembre el gasto aumentó a 142 mil 625 pesos. 



El siguiente año destaca el “servicio de bocadillos” por 893 mil 176 pesos. Tan sólo el 19 de agosto se pagaron 93 mil 629 pesos a la empresa Coco Films. Esto, sin tomar cuenta otra factura por 40 mil 674 pesos en el Club de Banqueros con motivo de un “convivio con miembros del Congreso de la Unión”, el 24 de febrero de 2004.



Pero la CNDH que encabeza José Luis Soberanes tampoco se mide en otros rubros. De acuerdo con una factura a nombre de Corporación Empresarial Industrial y Desarrollo, el organismo autónomo erogó más de 26 mil pesos por gafetes especiales. Además, a una compañía de limpieza y mantenimiento se le compraron 200 litros de aromatizante, cloro, multilimpiador y pino, así como 380 piezas de papel de baño y 100 pastillas desodorantes.



Destacan también los cuantiosos pagos a empresas sin contrato de por medio. Según el informe de servicios del cuarto trimestre de 2002, que aparece en la página de la CNDH en internet, el organismo pagó más de 100 mil pesos en bocadillos y renta de sillas a la empresa registrada con el nombre de Enrique Schatch Rocha, otros 142 mil pesos a Orbitel por la renta de equipo de sonido y video para un acto celebrado el 21 de octubre, 27 mil 500 pesos por servicios de traducción y 21 mil 531 pesos por el hospedaje de los conferencistas que asistieron al XVI Encuentro Panamericano de Derecho Procesal.



A la CNDH le resulta oneroso incluso comprar flores: el abastecimiento de éstas, principalmente para las oficinas de la presidencia del organismo, supuso en 2003 un dispendio de 208 mil 617 pesos; 199 mil 295 pesos el año siguiente, y 86 mil 422 pesos en 2005: en total, 494 mil 335 pesos. 



Incluso, para la renovación de la flotilla de automóviles de la comisión, sólo en dos años y medio (de 2003 a mayo de 2005) se erogaron 8 millones de pesos. 



Por las nubes



En el período referido, el presidente de la CNDH realizó 63 viajes, entre ellos a Estados Unidos, Canadá, España, Suiza, Costa Rica, Paraguay, Italia, Panamá, Guatemala, Argentina y Nueva Zelanda (éste realizado entre enero y febrero de 2004).



A juzgar por el registro de los viáticos, los más caros de esos viajes fueron el que hizo del 4 al 7 de octubre a la ciudad estadunidense de Salt Lake City, donde gastó 22 mil 880 pesos en tres días, y a Ginebra, Suiza, donde gastó 64 mil pesos del 10 al 20 de marzo de 2004.



Soberanes, viajero frecuente, reportó gastos por más de 50 mil pesos en viajes nacionales y 136 mil pesos en salidas al extranjero durante 2003; al año siguiente pagó casi 90 mil pesos en viajes nacionales y 123 mil en visitas a otras naciones. Y tan sólo en los primeros cinco meses de 2005 gastó 25 mil pesos en viajes a los estados y 97 mil en salidas al extranjero. En resumen, reportó el uso de viáticos por un total de 523 mil pesos durante esos dos años y medio.



En cuanto a los boletos de avión y hospedaje, la CNDH desembolsó las siguientes sumas: en 2003, 6 millones 658 mil 834 pesos; al año siguiente, 15 millones 956 mil 864 pesos; y casi 3 millones de pesos en cinco meses de 2005.



Todo esto se contrató con la agencia de Viajes Yeshua S.A. de C.V, la cual proporcionó también la renta de cuatro aviones charter para la comisión el 19 de agosto de 2004, por 2 millones 718 mil 861 pesos.





Politización 



En los seis años del gobierno de Vicente Fox, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos incrementó su presupuesto 73% en términos reales, pues en 2000 dispuso de 428 millones y para el final del sexenio alcanzó 742 millones 543 mil 110 pesos. 



Ese enorme presupuesto convirtió a la CNDH en el organismo de derechos humanos con mayores recursos financieros en el mundo, asegura el politólogo y presidente del centro de análisis e investigación Fundar, Sergio Aguayo.



Durante todo este tiempo, el organismo ha ejercido la autonomía que le otorga la Constitución para gastar el presupuesto de acuerdo a sus propios criterios. En un estudio realizado por la asociación civil Fundar, se señala que sólo 63% de esos millonarios recursos se destinaron a la defensa y promoción de los derechos humanos.



Dicha labor, que es la razón de ser de la CNDH, implica tramitar quejas y emprender acciones frente a las instituciones públicas a través de las recomendaciones y la aplicación de programas sobre distintos temas sociales del país.



Sin embargo, Aguayo hace una distinción importante: tres cuartas partes de ese 63% del presupuesto se dedicaron a la defensa o protección de los derechos humanos, y únicamente una cuarta parte a promoverlos y difundirlos. 



Lo grave es que las campañas de promoción de la CNDH se dirigieron más a “posicionar” a la institución que a difundir entre la población cuáles son los derechos humanos, señala Fundar en su análisis La CNDH frente al reto de la transición democrática, editado en 2006.



“Por ejemplo –dice ese documento–, tan sólo en septiembre de 2004 (previo al período de elección del titular de la CNDH) se ejercieron 782 mil 911 pesos en inserciones en medios, contrastando con los gastos agregados de un trimestre completo en 2003, que corresponde a 1 millón 245 mil 200 pesos.”



La asociación civil señala que la CNDH no ha transparentado la forma en que gastó el restante 40% de su presupuesto en los rubros de mantenimiento, renta de inmuebles y administración de recursos humanos, materiales y financieros. Tampoco se tiene claro cuánto entregó en ayudas, subsidios y transferencias por la seguridad social, así como el pago de seguros y de diversas aportaciones al gobierno federal, más la capacitación de sus funcionarios.



Además, Fundar critica que Soberanes haya realizado dos encuentros con comisiones de derechos humanos de los estados y organizaciones civiles, con la aparente finalidad de ejecutar programas de capacitación, pero que en realidad sirvieron para promover la imagen del presidente de la CNDH. 



Para la asociación civil, fue excesivo el costo de 15 millones 675 mil 859 pesos en esos encuentros: “La información otorgada por la CNDH respecto de estos dos actos muestra un gasto innecesario de recursos en playeras y calcomanías, por ejemplo. Así mismo, los eventos se realizaron en destinos turísticos que implicaron gastos elevados”.



En efecto, el primer encuentro se efectuó en Puerto Vallarta en 2003, con un costo de 5 millones 716 mil 475 pesos, y el segundo en Playa del Carmen un año después, e implicó una erogación de 9 millones 959 mil 484 pesos.



Para evitar esos dispendios, Fundar recomienda que antes de elaborar el presupuesto y asignarle recursos a los programas de la CNDH, la sociedad civil debe participar en un diagnóstico de los derechos humanos en el país.



Dicho estudio tendría que describir la situación en cada estado y tomar en cuenta las violaciones más comunes, determinar cuáles son los grupos más afectados, establecer las acciones prioritarias y analizar las políticas públicas de derechos humanos aplicadas durante el año.



En síntesis, señala Fundar, la CNDH “es el organismo público en su género que recibe la mayor cantidad de recursos económicos. Para lograr una mayor eficiencia y efectividad en la gestión presupuestaria, es necesario que los objetivos para los que está destinado el presupuesto sean claros y precisos, pero sobre todo, estar orientados al objetivo general de la CNDH: la defensa y promoción de los derechos humanos”.



Omar Tecalco, investigador de Fundar, señala en entrevista que la CNDH enfrenta un problema de origen para cumplir su meta: obedece más a compromisos políticos que a sus obligaciones con la ciudadanía.



“Creo que ese es el principal meollo, no hay una vocación real de las personas que integran la CNDH por la promoción y defensa de los derechos humanos. Me parece que hace falta más compromiso, mayor vocación... de brindar atención y de resolver las problemáticas en materia de derechos humanos.”



Tecalco sostiene que, de acuerdo con el diagnóstico de Fundar sobre la CNDH, es evidente que el organismo público autónomo no ha estado a la altura de las necesidades del país y que no cumple con la defensa de los derechos humanos ante sus constantes violaciones. 



–¿Ha perdido la confianza? –se le pregunta al investigador.



–Hay una desinformación de la sociedad de qué son los derechos humanos, y al no haber una clara información al respecto, no se puede hablar de perder la confianza. La sociedad no la conoce bien (a la comisión). Por un lado, la sociedad tiene la percepción de que los organismos públicos de derechos humanos, no solamente la CNDH, defienden a los delincuentes. Creo que a la CNDH le ha faltado un trabajo más arduo en la promoción de los derechos humanos. 



–¿Eso tiene que ver con la politización de la CNDH?


–Así es. 



–¿A qué intereses estaría respondiendo?



–Creo que a intereses partidistas. Sabemos que el presidente de la CNDH, José Luis Soberanes, tiene vínculos con gente del PRI y del PAN. Prueba de ello es que ha actuado con tibieza: el caso de los globalifóbicos en Guadalajara, el conflicto de Oaxaca, la represión de Atenco y, ahora, el caso de la anciana muerta en Veracruz. 



El investigador indica que la CNDH ha actuado con tibieza y con miedo, pues no se ha involucrado a fondo en asuntos graves.



–Creo que los compromisos políticos están pesando mucho en la figura de la CNDH –reitera.



–¿Qué consecuencias tiene esa actitud de la institución?



–La sociedad se encuentra desprotegida, no está totalmente cubierta ni garantizados sus derechos. Ahí es donde la propia CNDH debería detenerse y analizar lo que está haciendo: o trabaja para el gobierno o para la ciudadanía.


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