lunes, 9 de abril de 2007

MUERTE EN ZONGOLICA: EMBUSTEROS PELIGROSOS...


jpbecerracosta@prodigy.net.mx / www.milenio.com

Una necropsia asienta que Ernestina Ascensio murió en la Sierra de Zongolica porque fue golpeada y violada. Otra, que pereció de enfermedades mal atendidas. En este caso no hay confusiones o errores: alguien miente de manera perversa…

—En ambas necropsias se establece que la mujer tenía 73 años. Bueno, pues resulta que en el poblado de Tetlatzinga, en las dos cruces que hay en su tumba, una de madera de sus hijos, y otra de metal de sus “padrinos de muerte”, se asienta que en realidad tenía… 63 años. ¿Quién pretende hacer creer que la señora era diez años más vieja con el fin de generar más conmoción?

—Si dos soldados violaron a la mujer son unos enfermos que no pueden estar en el Ejército. Y si sus superiores los están encubriendo, se trata de gente perversa que tampoco debe permanecer en su puesto. Y si su comandante supremo, el Presidente de la República, está enterado y calla, habrá perdido la legitimidad que le dieron las instituciones.

—Si los violadores fueron lugareños encubiertos por su comunidad, esa gente está grave y debe ser sancionada. En México no se pueden tolerar usos y costumbres atroces. —Si la mujer no fue violada y líderes de la región decidieron azuzar a los familiares de la difunta y utilizan el caso para lograr la desmilitarización de la zona, son unos imbéciles. Ninguna lucha social puede justificar una bajeza así.

—Si el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, planeó esto para provocar un enfrentamiento entre el Ejército y las insumisas organizaciones de la región, con el fin de que el gobierno federal le resuelva sus conflictos como ocurrió con su benemérito colega Ulises Ruiz en Oaxaca, es un pérfido que hay que echar del poder cuanto antes.

—Si José Luis Soberanes y sus múltiples colaboradores están ocultando una vejación terrible por inconfesables connivencias con el poder federal, son unos deformados que habrán mancillado sin remedio una de las instituciones más reputadas de la República. No lo sé. Lo único que tengo claro hasta ahora es que alguien miente. Que varios mienten. Y que van a perjudicar severamente al país. De hecho, el daño ya está hecho: ¿en quién coño confía uno ahora? ¿En el Ejército? ¿En la Presidencia? ¿En un gobierno estatal? ¿En peritos médicos? ¿En la CNDH? ¿En las organizaciones sociales que dicen luchar por el pueblo? ¿En la gente común de una comunidad?

Lo de la muerte en Zongolica es un asunto de unos miserables -y peligrosos- embusteros…

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